Más de dos años han pasado desde el último reportaje que subí al blog, y la verdad es que, intentaré tener más constancia, pero no puedo asegurar nada 😓
Y es que cada vez soy más reacio a subir reportajes de lugares que para muchos exploradores (entre los que me incluyo) puedan ser los más interesantes.
¿Y por qué? Porque no estoy dispuesto (como ya ha ocurrido) a ver como la moda de la exploración urbana se encargue de alterar lo que durante años ha permanecido inalterado.
Aunque de vez en cuando haré una excepción con alguna vivienda que cumpla con las características de aquellas que he prometido no subir pero que ya no existe.
No voy a dar muchas más explicaciones, simplemente decir, que esta afición ha cambiado mucho en los últimos años, y no para bien exactamente...aunque siempre nos quedaran los recuerdos de nuestros primeros viajes a Portugal, allá por el 2012, cuando este hobby aún no era un a moda... nuestro primer viaje fuera de la península, y tantos cientos y cientos de rutas que desgraciadamente es imposible recordar.
Las fotos de este sitio son un pequeño homenaje a esas personas con las que hemos compartido tantas experiencias (no quiero nombrar a gente por que fijo que os olvido a algunx) tantas exploraciones, sustos, risas y demás aventuras, que al contrario de las rutas, sí que recordaremos hasta el final de nuestro tiempo (realmente podríamos escribir un libro, el cual, espero que Alberto, con su léxico y buena prosa, empiece algún día jajajajaja)
También recordar a aquellxs que hoy ya no están y que tanto nos ayudaron a crecer en esta afición, desde nuestros inicios, con 12 años...aquellos años del Club CELA donde nadie nos tomaba en serio, hasta el día de hoy, que podemos asegurarnos de estar entre las personas que más lugares llevan recogidos en su cámara y su retina (no es echarse flores, es la realidad, y a quien no le guste, que se joda)
Por todos vosotrxs...va este reportaje 💙💙💙
Podía también hablar de la toxicidad y de los seres que la crean, que aunque muchos no lo sepan, ya existía por aquellos años (no tan exagerada) con la que nos hemos topado que no ha hecho más que hacernos más desconfiados, pero prefiero ahorrar pensamientos en la gente que de verdad merece la pena, y en aquellos que, aunque llevemos varios años sin ver, y prácticamente no hablemos, están ahí para lo que sea necesario.
Y comienzo con el reportaje
En uno de los múltiples viajes que hemos hecho al norte peninsular, visitamos esta antigua fábrica textil.
No es ni la fábrica que más me ha impresionado, ni la mejor conservada, ni la más grande, pero he decir que ha sido una de las que mayor tranquilidad me ha ofrecido visitar...¿el motivo? quizás el entrar caminando a todas las zonas (menos a las oficinas que tenían un acceso bastante complejo) y el ver como la humedad iba apropiándose de paredes, techos, suelos y mobiliario, producía una sensación de tranquilidad que no se puede describir.
Desconocemos el año real de abandono de esta explotación textil, pero es fácil imaginar, tanto por su estado de conservación, como por el año de abandono de otras textiles, que pudo ser en la segunda mitad del Siglo XX, más concretamente a principios de la década de los 80, aunque parte de las instalaciones estuvieron en funcionamiento al menos, 15 años más.
La primera sala que nos encontramos al pasar por una de las múltiples puertas abiertas no era muy halagüeña...pero no íbamos a quedarnos sin ver el resto de la fábrica! y comenzamos a recorrer el resto de salas.La decadencia propia del norte del país que hacía que un sitio normalito se convirtiera en algo bastante más fotogénico de lo que podíamos esperar...aquí podemos ver uno de los múltiples despachos desde los que se controlaba la producción.
Estos eran los almacenes de los textiles que posteriormente se utilizarían para realizar las prendas.
Según íbamos adentrándonos más y más en las entrañas de la fábrica empezaban a aparecer máquinas y demás útiles típicos de este tipo de empresas
Aunque de aquello apenas quedaba la barra del bar, pues en los últimos años la sala se había utilizado para almacenar máquinas de coser, seguramente como medida preventiva de protección, ante un abandono evidente de la factoría.
Tras terminar de ver y fotografiar algunas de las salas de almacenaje recorrimos otros lugares hasta llegar a la sala donde estaban las taquillas del personal.
No sé sí 50 años serían los que esta zona llevaba en desuso, pero lo que sí que sé, es que fue una grata sorpresa que, unida a la fábrica, se convirtieron en uno de nuestros lugares preferidos de aquel viaje.