El Palacio De La Linterna

Recuerdo que fue un día de Verano, habíamos quedado mucha gente para ver este fabuloso palacio, que según nos habían comentado, era de lo mejor que se conocía actualmente por la zona, y no nos podíamos ir sin verlo.

Aparcamos el coche detrás de la casa, justo al lado de un inmenso tejo que en tiempos pasados perteneció a los dueños de la casa, y que actualmente estaba en el exterior del jardín del lugar.
El tejo era constantemente observado e inspeccionado por los viandantes que al lado suyo pasaban, y es que no era un tejo cualquiera, además de tener ya varios cientos de años, en la parte superior del mismo se construyó, hace más de 70 años, un salón donde hacer comidas y todavía quedaban vestigios de aquello.
Ese salón, albergó también a importantes cargos del Gobierno de la época.

El acceso a la casa se hacía  através del gran jardín que la rodeaba, era ese el motivo por el que habíamos aparcado en la parte trasera, junto al fabuloso árbol.
Esperamos durante más de diez minutos, mientras almorzábamos algo y preparábamos cámaras y trípodes para adentrarnos en el jardín.

El acceso al Jardín se hizo a través de una puerta que estaba abierta, una vez pasada ésta nos adentramos direcatmente a una selva, en ella era percibible el aroma de las flores, que aún continuaban vivas, sin haber necesitado ayuda humana.
Las plantas impedían parcialemente el paso, pero después de unos metros llegamos a un pasaje hecho de hierro y madera que había hecho que las enredaderas se apoyasen en él e hiciesen un camino oscuro y tétrico.
A la salida del pasaje llegamos a la parte trasera de la casa, en la que aún se percibían varias estatuas de piedra y una antigua fuente, totalmente cubiertas por la maleza.

Nos acercamos a la fachada delantera donde se encontraba el acceso, un pequeño agujero en el tapiado nos daba acceso a La Mansión De La Linterna.

 En la primera planta había varios salones, alguna habitación y la capilla, ésta tan sólo conservaba el retablo, de principios de S XX o finales del XIX.
Según nos comentó uno de los acompañantes, la capilla no sólo era esto, la puerta de la propia capilla se habría paara ocupar así el doble.
En la mansión tenían un cura que vivía en una de las bonitas estancias del lugar, además la casa había sus puertas para que vivniese la gente del pueblo a ver la misa, que se avisaba mediante una campana que hay en la fachada principal.
Toda la primera planta había sido tapiada varios años atrás para intentar que cesase el saqueo de la casa, por lo que en pocas habitaciones podían hacerse fotografías.

Las escaleras, al contrario que el resto de la primera planta se encontraban iluminadas, dando así un aspecto menos lúgubre a la casa, esto se debía a una inmensa claraboya que había en la última planta (a la que se debe el nombre del reportaje) y que veremos en último lugar.

 Este salón era uno de los más bponito y que mejor se conservaban de la casa (había al menos cuatro)

 Por el reducido tamaño del mismo creemos que fue el comedor de los criados, además de que por una puerta secundaria que sale del lateral izquierdo se llegaba a la cocina.

 Todo el salón estaba cubierto por un elegante friso de madera.

 Detalle de las molduras del salón, desde luego, eran una maravilla.

La cocina, era bastante amplia y al igual que la mayor parte la panta baja, oscura.
En el momento en el que vi la cocina me vino un recuerdo al Palacio Del Jako, y es que aunque aquella más lujosa y amplia, tienen cierto parecido.

Para terminar en la primera planta fuimos a la habitación donde dormió la encargada de la casa hasta el día de su muerte (hace ahora 15 años)
Felix, nos contaba escalofriantes historias de cuando una amiga suya aún era una niña y se metía en el jardín de la mansión que ya entonces estaría bastante descuidado y jugaban en él, además recordaba alguna vez que se metió en la casa.
La última moradora de la casa no se movío de aquella habitación en sus últimos años de vida, todas las semanas iba el médico del pueblo a darle comida y a ver que tal se encontraba...

Decidimos subir a la segunda planta, en la cual que se encontraban el resto de habitaciones, y algún salón más.

Esta habitación era de las más completas que había, y también donde seguramente dormían los dueños, pues era la única que tenía una chimena, pero no la única de la casa, practicamente en todas las habitaciones había una o dos chimeneas, en total, alrededor de unas diez.

 Otro dormitorio, este con dos camas.

En todos los dormitorios había un lavabo, es la primera vez que me encuentro algo así en una casa, y menos en una casa del lujo que tenía ésta.

Decenas de pasillos componían la mansión cada uno de un estilo, un color...

 Este era el salón más grande la casa, que aunque bastante vacio, aún quedaban algunos objetos interesantes.

Además de ser el salón más agrande de la casa, es el salón más grande que me he encontrado en un abandono.

No asomamos por una ventana para ver la campana de la que hablábamos anteriormente, que se activaba mediante un rudimentario mecanismo. El cable se introducía en la casa mediante un agujero en la pared y desde la última planta se tiraba de la cuarda y la campana sonaba.

La tercera planta tan sólo se componía de una habitación en la que había varias camas.

 Aquí se ve la cuerda de la que se tiraba para accionar la campana.

Ascendimos al mirador o a la linterna que era la parte más curiosa de toda la casa, pues era más amplia de lo que nos esperábamos.

Para terminar bajamos al sótano en el que había una bodega y instrumentos para la fabricación del vino.

Estuvimos más de tres horas en el lugar y la verdad es que habría dado para un día entero.

Quiero dar las gracias a los acompañantes en esta exploración.

Un saludo!