La Residencia Del Sigilo

Nuestras pisadas debían de ser ténues, si no queríamos alertar a los vecinos de que había intrusos en la antigua residencia de monjas.
Su difícil acceso nos indicaba que el lugar debía conservarse en muy buenas cogradndiciones, y así fue.
Por él tan sólo habían pasado algunos vándalos y 23 años de degradación.
En su gran patio había unas bonitas fuentes, y maravillosas flores que dajaban una agradable fragancia en el jardín, pero este dulce olor se transformaba radicalmente al acceder a las viviendas.
Fueron tres horas las que estuvimos en su interior, y es que el lugar merecía bastante más de lo que nos esperábamos, aunque estuviese parcialmente vacio, aún quedaban recuerdos de las que allí habitaban, y en estas fotos os lo muestro...
Bienvenidos a La Residencia Del Sigilo.

La casa de retiro estaba dividida en dos plantas, junto a una cochera a la que no conseguimos acceder.
Cada planta constituía una vivienda, la de la planta baja quizás fuese la más completa, ya que tenía muchísimos detalles que no fotografié, como libros, ropa en los armarios, y allí se encontraba este pasillo con tres cuartos de aseo y una cocina.
Había varias habitaciones, pero tan solo quedaba un camastro sin somier.
El acceso al lugar una vez en el jardín fue simplemente rodearlo y acceder por una puerta de poco más de un metro de altura.

 Continuamos caminando pos distintas estancias, la mayoría vacias hasta llegar a una sala de estar.

 Quizás una de las salas más interesantes del recorrido debido a su buen estado de conservación.

En la mesilla había distintas revistas fechadas en 1981 lo que nos indicaba que llevaba más de 25 años sin habitar.

Detalle de unas figuritas situadas encima del antiguo televisor

.Al final de un pasillo se encontraban unas cocinas, de las cuales había desaparecido el hornillo, pero aún mantenía todos los platos y cubiertos en sus respectivos lugares

Retrocedemos sobre nuestros pasos para situarnos en la entrada principal, y desde allí acceder a la segunda planta del edificio.
El crujir de las escaleras hacía que me encontrase inseguro, pero mereció al pena el esfuerzo para sacar esta foto.
Algaca ya se encontraba en la segunda planta, husmeando libros de un mueble que estaba lleno de libros.

Libros de todo tipo de géneros había en el lugar, aunque abundaban los religiosos, debido a su por parte de monjas.
En el suelo se concentraban la mayor parte de tomos, todos ellos bastante antiguos, de 1950 los más modernos.
Después de haber estado curioseando durante diez minutos los libros continué la exploración de aquella vivienda.

Lo más bonito, indudablemente eran estos aseos.

Esta cama desencuadraba todo lo que me habían contado anteriormente.
Si era una residencia de monjas ¿cómo es que había una cama de matrimonio?
No comprendía nada, pero aún así otros hechos me indicaban que si que se trataba de una antigua residencia, como una virgen esculpida en azulejos en la puerta principal, varios cristos, cuadros de temas religiosos...

 Otra sala con otra televisión, esta notablemente más moderna.

Antes de despedirnos de aquella estancia Algaca me pidio que le hiciese esta foto, y aquí la tiene ;)

Finalmente fotografiamos la última estancia que podía merecer la pena, y con esto me despido de este breve pero intenso reportaje.